Ibon Cabo 





Kirola, mundua eta jendea 

Febrero 09 2009

Ciudadanos del mundo. ¿Viva la anarquía? Defender la utopía desde fuera del sistema.

Publicado por iboncabo bajo ciudadania, inmigracion

Hay una arraigada costumbre en ciertos ámbitos de “teórica izquierda” que consideran que ellos/as están en el mundo de paso y que no pertenecen a ningún pueblo o nación. Repudian las banderas y dicen que su cultura es la suma de muchas otras y que por lo tanto no pertenecen a ninguna, incluso algunas de éstas personas dicen sentirse muy vinculados/as al sentimiento anarquista.

La anarquía defiende la existencia de pactos libres entre individuos siempre defendiendo la soberanía del individuo a la hora de realizar cualquier elección. Este sistema choca frontalmente con la estructura de los estados y la tendencia de cualquier institución gobernada por un espíritu liberal conservador de querer controlar todos los pasos de sus ciudadanos y de tender a que éstos se constituyan en asociaciones y colectivos reglados. 

La realidad de hoy en día lleva a muchas personas a tratar de sobrevivir al sistema al que pertenecemos a través de la inclusión en éste de medidas reformadoras, empezando por los propios gobiernos o los partidos políticos, que nos lleven a trabajar, vivir o simplemente coexistir en una sociedad más justa.

Asociaciones como Greenpeace, Amnistía Internacional y otras que se niegan a recibir subvenciones públicas y viven de las donaciones de sus miembros, nos enseñan un camino para la independencia moral que se hace difícil para las organizaciones pequeñas que nacen con ilusión de transformación y terminan perteneciendo financieramente al sistema.

El individuo que se dice anarquista no puede utilizar al sistema para su propio beneficio (incluido su sueldo) y luego decir que no cree en banderas. Las naciones pequeñas por definición somos más receptivas ante la llegada de otras banderas, siempre y cuando éstas no traten de imponer la suya por ser más numerosa. ¿Acaso cuando España juega al fútbol, éstos que se autodefinen como apátridas, dicen que no es su selección?  ¿O cuando viajan al extranjero y les preguntan de donde son responden que no tienen patria? ¿Se han molestado en olvidar su lengua y tratar de comunicarse en esperanto? ¿Acaso su “esperanta” es la universalización de su lengua materna?

La utopía nos sirve desde fuera para transformar el sistema y dotarle de espíritu innovador ante las propuestas regresivas de los partidos mayoritarios, siempre a la izquierda de la conferencia episcopal pero siempre a la derecha de la gente, sin olvidarnos que comunistas, social demócratas y ecologistas políticos usan el sistema para lo mismo que los apátridas pero sin tanta cortina de humo, buscar su lugar en el mundo sin olvidar su origen.

 

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