Ibon Cabo 





Kirola, mundua eta jendea 

Archivo de la categoria 'RGI'

Noviembre 19 2019

La rotonda vasca II, pequeños grandes partidos, pequeñas grandes incógnitas

Vasco en torno a los resultados electorales de noviembre, la fidelidad de voto es más alta en partidos abertzales que en estatales. Además este estudio nos muestra algunos espacios comunes entre partidos y algunas diferencias en función del ciclo electoral o del tipo de elecciones. Al respecto algunos partidos pequeños que sirven, en su mayoría, para conectar con esos vasos comunicantes tratan de airear su independencia para servir al hermano mayor que alimenta su dependencia. En cualquier caso, ante el nuevo ciclo que se abre tanto a nivel estatal, como en la CAV y también en Nafarroa, su importancia podría ser vital a la hora de configurar mayorías que se mueven en un nicho tan estrecho de votos.

El estudio antes mencionado, habla de un descenso generalizado y pequeño en el interés por las elecciones de noviembre con respecto a las de abril. Por el contrario establece una enorme preocupación en el electorado activo por los resultados emanados de la última cita electoral. Esto último se muestra no solo en la respuesta la pregunta al respecto, sino en los datos de respuesta de los encuestados en torno a la convicción en el voto emitido. Esto lleva directamente al tema de la fidelidad en el voto de cara a lucha por encabezar una respuesta adecuada a esa preocupación y las dinámicas de trasvase de votos.

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Noviembre 18 2019

La rotonda vasca

La rotonda vasca (I)

En los últimos días se ha acentuado la división entre las distintas facciones de la política vasca en torno al análisis de los resultados de las últimas elecciones al congreso y al senado español. Aquellos que no se dan por satisfechos con lo obtenido, han recuperado un tono bronco. Además las pequeñas minorías en las diversas coaliciones, se revelan ante su falta de visualización o ante axiomas políticos que defendían y que se han visto ocultos tras el debate público en torno al resurgimiento en el estado de la extrema derecha. Cada cierto tiempo, la población vasca parece que observa gentilmente como algunos debates se reproducen una y otra vez. La pregunta ante esto está clara: ¿Será alguien capaz de salirse de la rotonda vasca?

En el año en el que nos movemos, los debates en torno a la capacidad que tiene lo local de sobresalir en un mundo global se reproducen constantemente. Suelen ser uno de los argumentos favoritos de aquellos que defienden a través del “postureo” un mundo global con identidades flexibles y cambiantes. No parece muy sensato pensar que lo global y lo local no pueden convivir. Sobre todo si atendemos una máxima de los físicos sobre la energía que dice que esta “ni se crea ni se destruye, se transforma”. Con la identidad parece que ocurre lo mismo. Claro que no es lo mismo pertenecer a un ámbito de minoritario, es decir, de resistencia que ser el patriarca que tiene la última palabra en cada conflicto.

En cualquier caso, la fuerza de esa lucha local tiene en los últimos años algunos matices no muy bien asumidos en el discurso político. Pondré algunos ejemplos para que se me entienda mejor. En las elecciones más recientes, el voto en función de la renta y del lugar donde los independentistas han sido mayoría en el estado determina que, por ejemplo aquí en la CAV, el votante abertzale medio (o al menos donde son mayoría), pertenece a los deciles de renta medios y medios altos. El voto más humilde se dispersa más entre opciones de izquierda más estatalistas. Así pues, la renta marca que una posición económica holgada hace más sencilla la militancia en base a la cuestión nacional y que por lo tanto, cuando la coyuntura aprieta, las soluciones demandadas están más ligadas a cuestiones de reclamo inmediato o subsistencia entre los más vulnerables.

Con todo ello, podemos concluir que la derecha, sea vasca o española, vive cómoda en situaciones de crisis pues sus votantes son tan fieles que apenas varían sus resultados. Da igual que llegue la crisis o simplemente la coyuntura económica cambie. Así la izquierda se vuelca en crecer por el otro costado y demanda constantemente políticas de redistribución de la riqueza para tratar de recuperar votantes de esas capas sociales (RGI, SMI….). Por ello, aquellas cuestiones que nos diferencian como sociedad de otras, cuestiones más generales que tienen un sector público potente y que afectan más a las clases medias, son delegadas en manos de los sindicatos. Así las cuestiones identitarias quedan aparcadas para situaciones más favorables en lo coyuntural una y otra vez. Quizás por no disponer de fuerza suficiente para incidir ni en las prioridades de subsistencia ni en aquellas que afectan más a un determinado tipo de votante de mayor renta. Parece que hay quién aprovecha las coyunturas presupuestarias para negociar para los votantes de otros olvidándose de los suyos propios. Por encima del verde se impone el rojo, el morado y cualquier otro color que no evoque o lleve al choque de trenes con nuestras propias contradicciones individuales.

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Julio 05 2019

Presupuestos solidarios en el marco de la CAV

Comienza un nuevo ciclo presupuestario de negociaciones en la CAV. El año pasado el resultado fue la prórroga presupuestaria y el fin de la negociación PNV EH Bildu. Este año vuelve a ponerse en marcha el proceso y para saber si somos capaces de hacer política ficción para hablar sobre el futuro es necesario también que lo hagamos mirando al pasado.

Después del viraje del PNV que llevó a Pedro Sánchez a la presidencia del gobierno español, se quedaron sin su socio preferente en la negociación, el PP, y tuvieron que buscar apoyos para la aprobación de un presupuesto que, aunque seguía limitado por la regla del gasto y el endeudamiento, podía alcanzar un mayor número de inversiones que el anterior. Por ello el PP se abstuvo de participar desde el principio y Unidos Podemos, inmerso de lleno en el ciclo electoral español, también. Así comenzó la negociación en la que EH Bildu ofrecía dos abstenciones a cambio de una serie de condiciones, entre ellas, un complemento de pensiones para los perceptores de RGI individual e inversiones en políticas de empleo públicas para mejorar la brecha salarial o la situación entre los jóvenes. Esto hubiera supuesto subir la RGI en dos años hasta los 785€. La última propuesta del gobierno llegaba hasta unos incrementos de142.600.000€. Posteriormente y tras el fracaso presupuestario, el Gobierno Vasco firmó con el apoyo de Unidos Podemos y PP tres leyes para asegurar la subida de la RGI, los salarios de los funcionarios y los profesores de la concertada.

De esta manera, la partida de los presupuestos anteriores tuvo dos mesas, una política y una técnica. En ambas los movimientos fueron continuos. De cara a la nueva partida ya han empezado algunas de las habituales jugadas. El gobierno ha sacado a rodar de momento sus líneas maestreas sin números pero haciendo hincapié en las políticas de igualdad. La oposición está moviendo fichas también. Por un lado el PP, ha convocado una conferencia política para septiembre donde parece que pretende salirse del enroque del tri partito de derechas y volver a los acuerdos con el PNV. Unidos Podemos parece también dispuesta a mover fichas y ante la necesidad de contar con el PNV para la investidura e incluso para sacar a delante leyes como el presupuesto en Madrid, parece que vuelve a posiciones social demócratas y de trabajo en común con diferentes más allá de algún exabrupto público. Por otro lado, EH Bildu, a través de su portavoz de industria y de Miren Larrión, ya ha puesto sobre la mesa la necesidad de invertir en I+D+I y recuperar terreno respecto a la media europea. Por último, el PNV tiene asamblea nacional el próximo lunes para decidir el camino preferente a recorrer al respecto. Algunos movimientos en Bizkaia optan por el acuerdo con el PP, en Araba se decantan por la opción con Podemos y otros en Gipuzkoa y Nafarroa lo hacen mirando a la necesidad de relaciones con EH Bildu. El juego ha comenzado.

Pero no es un juego cualquiera. Es una partida de la que los ciudadanos pueden salir reforzados o no. Es un posible acuerdo para mejorar la situación de las clases bajas y medias, profesionales y autónomos o para gastar los excedentes en barandillas, nuevas empresas de gestión pública o maquillajes varios. También es un acuerdo presupuestario de ejes políticos de país donde se puede establecer lo que van a ser los futuros ejes políticos de gestión en el periodo 2020 – 2024 donde puede que cambien los ejes denominados entre naciones llamados también trasversales por otros clásicos entre izquierda derecha. Es una última oportunidad para un gran acuerdo de país PNV – PSE- EH Bildu – Podemos que deje fuera al tripartito del terror. El eje de progreso frente al eje que se apoyo en quienes niegan la apertura de las cunetas para volver al pasado. El trabajo mirando hacia delante y para todos, frente al no reparto de la riqueza y al pelotazo inmobiliario como metodología de desarrollo territorial. Toca trabajar para ser también diferentes en esto. Sino en cuanto pasen las elecciones autonómicas comenzará un nuevo ciclo y la óptica catalana desaparecerá para siempre. Sino Madrid se convertirá en el circo de Riconete y Cortadillo con la inestimable ayuda de Santi Abascal. Sino París será el paraíso de la señora Le Pen. Toca pensar con perspectiva global pero a sabiendas de que jugar a la ruleta rusa comienza con coger la pistola en vez de la pluma y el papel. Hagan juego señores y señoras y apuesten por unos presupuesto solidarios.

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Mayo 31 2017

El pesimismo solidario

En los últimos días los militantes de Eusko Alkartasuna, hemos recibido a través de diversos medios, mensajes pesimistas en torno a la merma de derechos y facultades que pudiera otorgarnos nuestra presencia en EH Bildu en una nueva estructura. Sin duda, el acento en el dolor se incrementa en función del posicionamiento político que tiene el medio en cuestión, ante el abertzalismo en general y ante el independentismo en concreto. Algo que se puede definir en un simple….a más dependencia de Madrid peor cara. Pero, ¿es justificable este pesimismo?

Sin duda, el trasiego desde la social democracia teórica hasta la práctica, ha estado fundamentado en valores que han definido por sus políticas cuando estuvieron en gobierno referentes históricos como Carlos Garaikoetxea, Manolo Vigo o Rafa Larreina. Todos ellos hicieron transitar a EA por políticas como la implantación de la RGI, el impulso de políticas contra la drogodependencia, la vivienda pública y otros éxitos que han apuntalado sin discusión el estado del bienestar vasco y sus diferencias con respecto al estado español.

Además todos ellos, lucharon como “jabatos” ante intentos de ordenación del territorio ajenos a nuestros intereses, que nos han llevado a una división institucional no fundamentada ni en la historia ni en las preferencias de todos-as los-as vascos. Entre ellas la separación forzada de Nafarroa, la CAV e Iparralde en tres realidades institucionales, la imposición por parte del PNV de la LTH que creaba de facto tres reinos de Taifas en la CAV; la LOAPA y más en clave política, contra la desaparición de los postulados independentistas en el partido mayoritario del nacionalismo tradicional: el PNV. Muertos estos últimos tras el entierro de Ibarretxe y su sequito, y más recientemente tras el pacto PNV-PP-PSE.

EA siempre ha sido un partido construido en clave nacional, ligado a la solidaridad y arriesgado para su tiempo como así lo demostró finalmente con la creación en 2011 de Bildu. Sin embargo cabe recordar también que EA también ha tenido sus miedos. Trasladados por osmosis a una afiliación fiel y leal donde las haya.

El primero de ellos llegó en su nacimiento. Ante la posibilidad de crear un tripartito de izquierdas en la CAV (PSE-EA-EE), la falta de compromiso por parte del PSOE para la transferencia de la seguridad social, privó a la CAV del primer acuerdo de izquierdas de su historia. También el miedo a ser superado por el PNV en la hegemonía abertzale creó una nube de dudas ante lo que hubiera parecido el paso lógico para abordar desde la “pole position” el gobierno de este país.

Más tarde, llegó Ardanza, el fiel lugarteniente de Arzallus y cuando EA y Herri Batasuna empezaron a impulsar mociones pueblo a pueblo en torno al derecho de autodeterminación, Eusko Alkartasuna fue expulsada del gobierno. Por segunda vez el pesimismo ante la valoración que podía hacer el pueblo ante el hecho de pactar con quienes todavía entendían la lucha armada como un medio, llevó a EA fuera del gobierno, devolvió al mismo al PSE y privó a la CAV otra vez de un acuerdo entre solidarios.

Nafarroa no ha sido una excepción. Dos veces han existido pactos entre agentes políticos favorecedores del reparto de la riqueza. La primera la truncó Urralburu y la corrupción. La segunda sigue vigente bajo la amenaza aun, de un estúpido velo mediático y de un profundo egoísmo personal por la búsqueda de un liderazgo en clave interna, nada solidario y poco colectivo.

Después vino Lizarra-Garazi, el mal llamado plan Ibarrtexe y la ilegalización de Batasuna. EA fue el motor ideológico de este plan y sin duda el sustento de un gobierno que miraba con miedo y preocupación ante unos JOBUBIS que ya no se conformaban con ver de Lehendakari a alguien ajeno a los dominios de D. Diego López de Haro. Rompieron el plan acatando las cortes españolas como siglos antes habían hecho los sucesivos señores de Bizkaia, pero esta vez sin viaje de vuelta, sin jura ante el Árbol y si bajo promesas de eternas transferencias escritas un día en un estatuto al que cada vez le amarillean más las hojas.

Después vino la ilegalización. Ante este hecho hubo posturas divergentes en el seno de EA. En algunos ayuntamientos se cogieron las actas de concejal y en otros no. Pero cuando llegó el momento verdaderamente importante, es decir, la convocatoria de elecciones a los parlamentos autonómicos, surgió el concepto de Polo soberanista, acuñado por Unai Ziarreta. Junto a él llegaron las negociaciones para llegar a un acuerdo de mínimos, sin embargo, a juicio del ponente, no parecían preparadas las personas para el cambio estratégico. Volvió el miedo y este unido a un discurso tibio en lo social, más parecido al de otros tiempos que a los que ya se estaban viviendo pueblo a pueblo en el partido, llevó a Aralar al estrellato mediático y a la “nueva izquierda abertzale” a copar la mayoría parlamentaria en ese ámbito. Otra vez el pesimismo a lo solidario parecía imponerse a la lógica adecuación a los tiempos del discurso político.

Cuando todo apuntaba a negro y olvido, llegó la apuesta de Pello Urizar y su ejecutiva por construir desde los cimientos un movimiento con tres objetivos claros: construir una mayoría en torno al derecho a decidir, luchar desde la calle y las instituciones por instaurar la justicia social y los derechos humanos y en tercer lugar, democratizar los procesos de toma de decisiones de los ciudadanos en el ámbito institucional.

Justo en este último punto hubo errores y miedos a partes iguales. Errores como la imposición de algunos modelos que pretendían incrementar ipso facto la tasa de reciclaje y la no adopción del mismo por vías participativas. Aparte de los clásicos errores ya ventilados en los medios afines al constitucionalismo, la cuestión de fondo fue de nuevo el miedo a la democratización en la toma de decisiones.

Y entre diversos pesimismos llegaron las elecciones municipales y forales de 2015. Llegaron los vetos y otra vez la falta de democracia. Y resurgieron los miedos a lo solidario. Volvieron las menciones a hubo tiempos mejores. El ansia de poder demostrada por determinadas personas en algunos pueblos llevó de nuevo a EA otra vez al límite. Pero el viejo reino resurgió para imponer su criterio y pasar del pesimismo al optimismo del cambio, como así fue. Voces relevantes nos llevaron de nuevo a arriesgar y a sacrificar para imponer la lógica política ante las apetencias que nos salían de lo más profundo. Y aquí nace la pregunta clave, ¿Qué garantías tenemos para seguir arriesgando y no caer de nuevo en el pesimismo solidario?

Las garantías son tres: 1) El respeto al camino recorrido en las peores condiciones posibles como fueron las elecciones municipales de 2015. 2) La clarificación del panorama político donde ha quedado nítido y trasparente que el enemigo es el estado español y el rival el PNV. Para vencer a nuestro rival no hay otro camino que contar con EA. 3) La democratización interna siempre favorece al inquilino más próximo a la normalidad. El friquismo y el impulso de minorías sociales entre las clases políticas, ha perdido fuelle ante unas clases medias hartas de ser el pin pan pum de bancos, constructoras y políticos corruptos. Aquí vuelve a surgir la necesidad de una EA fuerte. De una Eh Bildu potente y plural.

Por todo ello EA debe renunciar a su pesimismo solidario histórico. Estamos ante la oportunidad de generar una nueva mayoría social en torno a EH Bildu. En torno a unas nuevas formas de organización política que generarán, con esfuerzo y trabajo, un espacio nítido y claro para EA pero que traerá, por fin, a las clases medias y populares una victoria después de tantas derrotas. No perdamos el tren como en 1987 y no nos anclemos en miedos y fobias que son parte del pasado. Miremos hacia delante y caminemos juntos arriesgando. Hagamos lo que siempre hemos hecho, apostar por el país y el pueblo. Olvidémonos de lo prosaico, valoremos en su justa medida el botín personal, pues está en juego una nueva mayoría social.

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Mayo 10 2017

La imprescindible reforma de la social democracia en Euskal Herria

La justicia social, los derechos humanos y la lucha por una profundización en el sistema democrático desde dentro son valores y formas de actuar políticas que ha defendido la social democracia prácticamente desde su fundación. Esta lucha sin embargo ha quedado hueca de representatividad social en la actualidad por el abandono de la reforma del sistema y la adopción de políticas económicas neo liberales. En Euskal Herria también hemos vivido esta deriva hacia la cartera de la social democracia.

Si bien su origen conceptual, consistía en alcanzar el socialismo desde la reforma del sistema desde dentro, en la praxis política se impone la eficacia del sistema social demócrata con respecto a otros, por su capacidad de lograr importantes cuotas de justicia social, a través del reparto de la riqueza y la adopción de convenios colectivos para la clase trabajadora, el desarrollo de los servicios sociales como la sanidad y la educación, la implantación de políticas públicas para la protección del medio ambiente, el desarrollo de las políticas de igualdad y de los derechos individuales de la mujer (aborto, divorcio, gestación subrogada…) y en general, la democratización de la sociedad mediante la implantación de los sistemas parlamentarios.

Si los éxitos de la social democracia son incontestables desde el punto de vista histórico, ¿Qué es lo que ha llevado a los partidos social demócratas a la debacle entre aquellos grupos sociales que se suponía eran sus principales y más fieles bolsas de votantes? Sin duda hay dos cuestiones principales en torno a las que gira esta debacle: la falta de legitimidad democrática y el impulso de políticas económicas basadas en la gestión individual del beneficio.

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Marzo 22 2017

De la universalización de la renta mínima a la muerte política de la RGI

De la R.G.I. Al R.I.P. de los derechos sociales

Hace más de 25 años, el departamento de justicia, empleo y asuntos sociales tuvo que afrontar un arduo debate con la vice consejera de economía para la implantación de este derecho subjetivo. Sin embargo, en la actualidad el lehendakari Urkullu ha reconocido (con la boca pequeña), los eventuales éxitos de este recurso, especialmente en la época de crisis en la que cohabitamos. Incluso Itxaso Atutxa le otorga el papel de situar a Euskadi en la vanguardia de Europa en la lucha contra la exclusión1. A pesar de este cambio de postura, el actual gobierno, se ha apoyado en el PP `para poder ligar la subida de su cuantía al IPC en vez de al salario mínimo inter profesional como establece la ley. ¿Porque este doble lenguaje y esta forma de medir diferente?

Un poquito de historia

La RGI se pone en marcha en la CAV tras un arduo proceso de trabajo entre el gobierno vasco de entonces y los diversos municipios que demandaban públicamente mayores medidas de protección para los más desfavorecidos-as. Los objetivos eran claros, por un lado, cubrir las necesidades básicas y por otro facilitar la inclusión laboral2. El objetivo inicial, como el propio Manolo Vigo de Eusko Alkartasuna reconocía era lograr que nadie, que ninguna persona, se quedara sin protección de sus necesidades básicas.

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