Los días 15 y 16 de noviembre en el nuevo auditórium de la UPV de Abandoibarra profesionales de la gestión, instituciones y federaciones debatieron sobre la situación del deporte de la CAV ante la incertidumbre económica actual
Representantes de las instituciones, organizados por Gobierno Vasco, Diputaciones y Bilbao Kirolak, de tres de los siete territorios vascos, miembros del ámbito empresarial deportivo y de las federaciones vascas y territoriales, llevaron como bloques principales tres temas ligados al ámbito deportivo vasco, por un lado la estructuras deportivas, por otro lado el deporte y la salud y por último el deporte como fenómeno económico.
Si bien en el primer ámbito se estableció como la necesidad prioritaria el relevo generacional a nivel federativo y la participación de la mujer en este ámbito (el estudio del gobierno vasco muestra como los porcentajes de participación en cargos federativos de la mujer son aún hoy en día irrisorios), se centró también el debate en las situación económica de las federaciones y su niveles de autofinanciación respecto a la participación pública en el presupuesto anual. Debates muy interesantes todos ello pero con dos grandes ausencias, por un lado, no existe compromiso de evaluar lo que al entramado institucional del deporte en la CAV le supone ser dependiente del estado. Un ejemplo sencillo al respecto, ¿tiene sentido que la tercera división de fútbol o la LEB2 de baloncesto dependan de la federación española respectiva lo cual únicamente solo supone un incremento constante en el precio de fichas y arbitrajes? ¿Tiene sentido que una vez al año se interrumpa la superliga femenina de fútbol once para que entrenen las jugadoras con una selección española que solo puede contar con jugadoras que puedan faltar a sus respectivos trabajos?
El entramado estatal es deficitario para las federaciones de la CAV en tres aspectos, el organizativo, a nivel de competiciones, la dependencia genera dificultades insalvables a la hora de organizar los calendarios, y como segundo aspecto el representativo, ya que no hay federación española que permita a Euskal Herria ser oficial en la disputa de competiciones europeas y mundiales de sus respectivas disciplinas deportivas. El tercer aspecto y tan importante como el anterior, el económico, puesto que las subvenciones por desplazamiento están cada vez más limitadas desde las federaciones madrileñas. Además aquí caemos en un aspecto muy contradictorio, pues las instituciones propias de la CAV (gobierno vasco y diputaciones), subvencionan siempre partidas superiores a cien kilómetros (lo cual prácticamente obliga a solicitar subvenciones para competiciones de ámbito estatal) y las del estado limitan cada vez más este tipo de subvención e incluso en ocasiones las ofrecen retirándolas en el último momento (por ejemplo las subvenciones para fútbol sala en desplazamientos a Baleares y Canarias).
Así pues, en este aspecto, no nos queda más remedio que construir un nuevo entramado federativo en el que tengan cabida un nuevo otro tipo de organización interterritorial que supere el ámbito de la CAV, que subvencione aquellas competiciones que unan territorios federativos actualmente separados por un modelo más político que deportivo (incluso durante la época del otro Patxi nadie dudaba de los indiscutibles lazos y pertenecías a un mismo modelo de Nafarroa y la CAV) y que finalmente den cabida a la mujer y al necesario relevo generacional y de limitación de mandatos.
El deporte y salud, fundamentalmente estuvo presidido por la implantación del plan vasco para la actividad física y el deporte impulsado por la actual dirección de deportes y conocido como Aktibili. Se trata de trasladas en parte el modelo Autralianao y que Osakidetza disponga de sus propios asesores en materia de actividad física conocidos como agentes Aktibili. En este sentido, el propio director del gobierno vasco establecía las dificultades de gestionar un modelo en manos de Osakidetza y al amparo de las diputaciones que pueden tratar de introducir como agentes Aktibili a determinadas empresas satélites que dejen fuera a los agentes deportivos habituales como los clubes y que limiten la presencia de poblaciones con especial dificultad de acceso al entramado deportivo como discapacitados, inmigrantes, mujeres y otros colectivos. Siendo un plan de inicio interesante, corresponde a aquellos que entendemos que el deporte es parte de la salud, la educación y la cultura vasca, su vigilancia.
Por último y no por ello menos importante, el deporte como fuente de la economía fue tratado en la habitual dicotomía entre oferta pública y privada. Fuera del debate, quedaron algunos puntos trascendentales como la situación laboral de las sub contratas, el papel del precio y de la tasa deportiva como impulsor de la práctica deportiva entre las personas jóvenes (entendiendo como tal, no los menores de 18 sino los menores de 31 años) y la euskaldunización de las plantillas deportivas en grandes ciudades, especialmente las capitales. Por todo ello, tan necesaria como la reflexión en torno al deporte como parte del modelo económico vigente (no hay que olvidar que el modelo económico actual del deporte en Bilbao fue obra de Jon Sustatxa y aún hoy, a pesar de las muestras de agotamiento, se sigue manteniendo como parte de la pesada herencia deportiva que nació en Valencia con Camps y que algunos trataron de copiar ligando deporte a promoción económica), es el impulso de un nuevo deporte social y real donde la participación y la financiación no hagan de las condiciones de los/as trabajadores/as del sector las peores dentro del espacio neoliberal en donde la imagen es el único objetivo a perseguir.
Por todo ello, si bien corresponde felicitar a los organizadores por provocar la existencia anual de un punto de encuentro, toca también aquí implicar a los agentes deportivos, educativos y sociales en la construcción de un nuevo modelo que supere las limitaciones del marco actual.