Ibon Cabo 





Kirola, mundua eta jendea 

Archivo de la categoria 'derecho a decidir'

Diciembre 22 2017

El traje de la emperatriz

Decía el danés Hans Christian Andersen que hace muchos años hubo un emperador que tenía mucho interés en ir bien vestido, en que su imagen externa fuera lo más llamativa y convincente posible. Así sus sastres le convencieron de que eran capaces de fabricar una tela tan suave y delicada que solo las personas con un sentido más agudizado del arte textil iban a ser capaces de verla. El final del cuento todos lo conocemos: el emperador apareció desnudo por las calles y los ciudadanos rieron la estupidez supina de quién pensaba estar vestido por los dioses y sin embargo, solo estaba embriagado de sí mismo, rodeado de falsos envoltorios.

Ayer los catalanes tuvieron que votar forzosamente a las diversas fuerzas políticas que allí tienen representación. Ante unas elecciones en clave de estado, la respuesta de las personas que residen o están censadas allí también lo fue. La lectura catalana en clave de estado nos deja una imagen, ya casi fija, con dos bloque definidos donde el eje izquierda derecha se diluye en aras de impulsar la república o la monarquía, según el color de la camiseta que se utilice.

Pero el análisis de los resultados no puede desligarse de lo vivido en campaña o más aún, de lo vivido desde el uno de octubre hasta nuestros días. Desde el uno de octubre el eje filosófico principal de los discursos ha sido la referencia continua a lo que es verdad y es mentira. Decía Thomas Fuller “la astucia puede tener vestidos, pero a la verdad le gusta ir desnuda”. La campaña mediática brutal en torno a teóricas falsedades del discurso independentista ha resultado baldía. Las frases sobre el “España nos roba”, aquellas ligadas a la “falsa contabilidad nacionalista” a la incapacidad de “Mejora de las pensiones”[1]; todas estas frases trataban de vestir un discurso en torno a la verdad nacional y a la mentira independentista. Todo este sistema de parches estatales ha quedado oculto bajo la visión desnuda de los votantes independentistas.

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Noviembre 27 2017

Oferta en clave de país para no poner el país en oferta

En los últimos días los medios de comunicación se han activado en Euskadi para dar cobertura mediática al acuerdo sobre el concierto y el cupo vasco que han alcanzado PP y PNV. En tiempos en que Catalunya sigue ocupando las grandes portadas del país, parece que los pactos entre diferentes se acercan más a la bilateralidad que a la vía de la desobediencia y que esto, según reputados expertos y tertulianos, es del todo imprescindible para avanzar en la construcción de un estado confederal que acabe con las ansias de independencia de los diversos pueblos que conforman el estado español.

En estas aparece EH Bildu en escena y le tiende la mano al PNV para decirle que no es necesario abrigar al escuálido, famélico y corrupto Partido Popular y que pude incorporarse a una entente más democrática, más cercana a lo nuestro y dejar en el retiro a Borbones y falsos profetas de la españolidad. La oferta es acogida con asombro y desdeño por Andoni Ortuzar, pues en un sobre actuado discurso, muestra su rechazo frontal a la posición de EH Bildu ante el cupo. “No lo vamos a perdonar” dice Ortuzar olvidando que en 2007 el PSOE se abstuvo también. Por los madriles ya se llama a este el “cuponazo” y por los círculos de CONFEBASK el “plan Montoro” para poner contra las cuerdas al president Puigdemont.

Sin embargo el análisis económico financiero que EH Bildu ha hecho de este dista mucho de acercarse a lo que la línea oficial pregona a los cuatro vientos. Por un lado, el marco del Concierto es admitido por la mayoría como una forma de recoger los derechos históricos de los vascos. Este, gracias al pacto UCD y PNV (que luego se trató de trasladar con desigual fortuna por parte de Arzallus a Nafarroa) están recogidos a cal y canto en el sacro santo texto constitucional. Y por otro lado el Cupo, una ley que se aprueba en función del cálculo de lo invertido por el estado en al CAV pero que en realidad, se aprueba en función de la ley de mayorías rigentes en cada momento histórico en la cámara de los “nada comunes” diputados españoles.

Y si todo el mundo dice que Urkullu ha dado un “pelotazo”, ¿Por qué EH Bildu se empeña en decir que no? Retrocedamos un par de filminas y pongámonos en la mesa de las negociaciones que sobre presupuestos han tenido los distintos partidos de la oposición con el PNV. EH Bildu le tiende la mano y le pide que a cambio realice un nuevo pacto fiscal donde el impuesto sobre la riqueza, la progresividad en el IRPF y las ayudas a PYMES y cooperativas sean causa común de las dos formaciones políticas. El pacto parece imposible y el PNV acuerda con el PP una nueva rebaja en el impuesto de sociedades que ya fue en su momento motivo de discrepancia entre EA y el PNV cuando gobernaban juntos en las diputaciones forales. Esto, en palabras del discípulo de Jose Luís Bilbao, incrementará la competitividad en el país igualándola con el resto del estado. ¿Es pues España un país competitivo y modelo a seguir? Esto parece simplemente indiferente ante el cupo y el convenio. Sin embargo es la base sobre la que se fijan los acuerdos entre PNV y PP: impuestos bajos, construcción de infraestructuras compartidas y pacto de no agresión con el tema de Catalunya. De ilusión fiscal también se vive en política.

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Noviembre 06 2017

Tiempo de volver a caminar juntos, tiempo de aprender del pasado

Ante la tesitura de estar en la antesala de un gran acuerdo abertzale en la CAV, conviene recordar los marcos y las fases de reflexión que hemos vivido en las últimas décadas y las distintas fases de acumulación de fuerzas que casi siempre han derivado en fracasos y frustraciones por distintos motivos.

A pesar de esto el Partido Nacionalista Vasco siempre nos ha indicado que el hecho de traer competencias y también de acercar a nuestro territorio cotas de auto gobierno sin parangón, eran sinónimo de bienestar y de estar ante la “mayor cuota de autonomía y de descentralización de Europa”.

Recordar ahora Txiberta, la propuesta de Garaikoetxea, Lizarra-Garazi… no es necesario en este momento. Lo que sí es verdaderamente interesante es recordar dos o tres momentos que a lo largo de la historia han llevado al fracaso de distintas ententes políticas. Todos ellos mantuvieron un nexo atemporal común: cuando se tocaron estructuras de estado terminaron en la caverna de la pre historia política.

Si tienes la capacidad de recaudar impuestos, tienes la posibilidad de decidir como distribuyes el gasto e incluso en un tiempo en el que pinten bastos, puedes oponerte de facto a diversas órdenes impuestas. A muchas, quizás hasta “155” malas ideas que se nos pudieran ocurrir en estos momentos. También el concierto y el cupo, aceptándolos como elementos transitorios hacia la república vasca, dotaban y dotan a la CAV de una autonomía ejecutiva especial con respecto a otros territorios autónomos. Pero todos ellos están bajo el paraguas de una negociación cada cierto tiempo con el gobierno de turno, aunque el concierto este reconocido por la propia constitución española.

La primera frustración sería en torno a las estructuras de estado, fue el malogrado tripartito entre PSE-EA-EE. Cuando se puso sobre la mesa el reclamo de la transferencia de la seguridad social, la respuesta de Madrid fue que no y se agarraron a un falso precepto de lo que desde entonces se denomina “Caja única” para no seguir adelante. Hay que tener en cuenta que en aquel entonces lo único que se reclamaba era la gestión y el control, pues en la CAV ya se recaudaban los impuestos. Además estas debían ir acompañadas de las competencias en materia de empleo que fueron transferidas en la época de Patxi López por Madrid. Así pues, el no fue aprovechado por el PNV para formar un gobierno con el PSE que pervivió durante una docena de años. La transferencia quedó pendiente para tiempos de mayor reparto privado y peor gloria hasta convertirse en parte del jurásico político.

Otro ejemplo significativo fue la creación en 1995 del órgano común vasco navarro que no llegó a formalizarse por la dimisión del presidente navarro (en aquel entonces del PSN). Este órgano iba a poner fin a la falsa ilusión de que Navarra y Euskadi eran realidades distintas (este sueño de la derecha Navarra apenas había nacido en el año 1979 pues durante el resto de la historia, ni siquiera para el constitucionalismo fue así). Sin embargo, tampoco se llevó finalmente a cabo y el órgano que pretendía resolver el nudo gordiano de la territorialidad terminó parado en el baúl de los recuerdos.

El tercer punto en el periplo de las estructuras de estado frustradas fue el mal llamada Plan Ibarretxe. En 2005 un nuevo estatuto que reconocía la bilateralidad y la capacidad de igual a igual de la CAV frente al estado (sustentado en un preámbulo sin validad jurídica) fue tumbado en el congreso de los diputados por el eje unionista PSOE-PP.

En los últimos tiempos esta entente, lejos de darse la espalda, ha vuelto a construir un dique de contención común frente a las aspiraciones catalanas. ¿Sin embargo cual es la diferencia entre la situación en la CAV y en Catalunya?

En Catalunya se ha dado un proceso de rechazos acumulativos. Los intentos continuados de llegar a consensos entre los residentes en la Generalitat y los de la Moncloa, han sido un continuo fracaso. Además Madrid y su ala más reaccionaria, se han ocupado de convertir estos desencuentros en épica patriótica y en caldo de cultivo para la extrema derecha española representada da doblemente, ahora sí, por Ciudadanos y el PP.

En la CAV sin embargo el estado se ha preocupado muy mucho de que estos encuentros no tuvieran una línea continua temporal. Escisiones, ilegalizaciones, apariciones sorpresas de casos de corrupción…. Todo en el último momento para que las cifras dieran la combinación perfecta. En Catalunya sin embargo, el estar bajo la vigilancia de la opinión pública internacional, han tenido dificultades para implementar este tipo de técnicas. La última idea, el generar una cadena generalista teóricamente de izquierdas que avalase ante el electorado más moderado la negociación como único camino, también ha terminado de quitarse la careta. Una negociación eso sí, siempre sesgada hacia el ámbito de decisión estatal y alejada de la bilateralidad o las estructuras de estado.

Así pues, ante este momento de cambio de rumbo que parece inminente, cabe recordar donde debieran estar los valores políticos del acuerdo, pues el tiempo de luchar por la copa del rey (antes del generalísimo), parece ya poco ambicioso para un equipo que mínimo debe luchar por la liga para poder competir con el resto de clubes en Europeos de igual a igual en la Champions de la política.

La creación de nuevas estructuras de estado debe ser la primera fase para después impulsar el reparto de la propiedad y de la riqueza a través de una fiscalidad progresiva y de unos presupuestos participativos más parecidos a Porto Alegre que a los últimos acuerdos entre fuerzas políticas vascas y estatales. Estamos ante una ventana que se abre pero no olvidemos cual es el objetivo final en todo esto. Sin estructuras de estado, las transferencias son ratones atrapadas en la jaula del tiempo y se nos impide avanzar de facto en el eje de la justicia social. Así pues, trabajemos juntos con perspectiva para no generar nuevas frustraciones.

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Septiembre 26 2017

Los 100.000 hijos de San Luís atraviesan Foronda

Los conocidos como los “100.000 hijos de San Luís” combatieron en 1823 al servicio de Fernando VII y Francia para restaurar el absolutismo y acabar con la disputa por el trono español y a su vez acabar con el liberalismo. Escribía Benito Pérez Galdos en los episodios nacionales “en los pueblos del norte, la intervención vencía sin batallas, ya antes de que se asomara el morríón del primer francés de la vanguardia, la Constitución estaba humillada” Posteriormente a la restauración en el trono de Fernando VII los consagrados hijos, hicieron guardia absolutista en labores policiales hasta el año 1828, hasta que entendieron que la paz estaba asegurada., aunque los problemas de “seguridad”, continuaron presentes durante toda la primera mitad del siglo. ¿Quizás por esto surgió casi entonces la Guardia Civil?

Parece pues que la tendencia hacia el absolutismo, vivía arraigada en el pueblo vasco, que contemplaba con estupor como la llama de las matxinadas, que luchaban sin desmayo contra la perdida de derechos, se iban apagando. Sin embargo en Pamplona y Donostia la resistencia fue notable y propia de un pueblo que reclama para sí el derecho a pertenecer a la corona que le plazca o a ser libre por sí mismo.

Así pues la pasividad y relajación ante la invasión Francesa no fue tal. En cualquier caso lo que narran las novelas es que el paso por Vitoria Gasteiz fue tranquilo. En el fondo, los 100.000 hijos de San Luís lo que trataban es de mediar entre los nobles absolutistas y los liberales burgueses. No buscaban solución democrática, impropia de un ejército digno del rey sol, sino acuerdos nobiliarios escritos en pagares y en transacciones económicas. Los derechos, que para sí reclamaban los liberales, no entendían de pobres, de escuelas o de hospitales, sino de compartir el poder y la riqueza.

Con el tiempo hubo una cuerdo de confraternización y con federalización entre burgueses y nobles de cuna, llegando a olvidarse de sus riñas. Este trato se selló con fuego en los diversos alzamientos, pronunciamientos y guerras que hubo en los siglos posteriores por todo el viejo reino de España y también en lo que se definió como el bipartidismo.

Los 100.000 hijos de San Luís ya no están con nosotros-as, pero las campas de Vitoria por las que pasaron siguen rebosantes de pasividad. La llama encendida del cambio que guía en la actualidad la ciudad de Pamplona o la siempre revoltosa Bella Easo, tan activa ante el derecho a decidir, llevaron también con tranquilidad y orgullo el cambio al ayuntamiento de la capital alavesa, pero dejaron la pasividad y el “despasito” en las campas de Foronda.

Catalunya vive una situación histórica, pero no vive un apoyo institucional vasco que podría ser clave para la internacionalización de su propio conflicto. Siendo claros, la función de mediación decae desde el momento en que se descubre que el objetivo no es otro que constituir dos estados nuevos, el vasco y el catalán, ya que, no hay mediación posible cuando el conflicto no tiene término medio posible.

Así pues los allí presentes y tras escuchar al manda más, quedan convertidos en los nuevos cien mil hijos de San Luis, obviando que la única mediación posible es el reconocimiento de los derechos de las personas y los pueblos, legítimamente establecidos en sus leyes si estas parten de una verdadera voluntad democrática y no de ocultas aspiraciones absolutistas.

La solución catalana pasa por votar todos aquellos modelos de convivencia que se perciban como tales en Catalunya y el que más votos saque será el que legítimamente pase a gobernar a sus ciudadanos. Todo lo demás es será parte de una nueva novela de naturaleza poética y a estas alturas hace falta más prosa y realidad., que sueños y nuevos ejércitos mediadores.

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Septiembre 06 2017

De Primo de Rivera al uno de octubre, la insoportable levedad del estado español

La historia es cabezota y entre sus líneas se puede observar con nitidez, que algunas ideas que escuchamos de boca de líderes actuales, en realidad, no son sino la repetición de algunas de las viejas ideas que en el pasado llevaron a estar cercanas y amigables, a personas provenientes de dos mundos tan distintos como son el militar y la política.

En 1923 el capitán general de Catalunya, Miguel Primo de Rivera, se sublevó contra el gobierno y el rey aduciendo en un manifiesto que “había que salvar España de los profesionales de la política”. Ya en uno de sus discursos dijo “lo que tenemos que analizar es si la pluralidad legislativa que se quiere poner en marcha, está bien definida en torno a lo que forma la base de la nación española”. El 18 de julio de 1936 el general Francisco Franco decía en su manifiesto para el alzamiento “guerra sin cuartel a los explotadores de la política”. También alegaba ante la “ruptura de España”, la necesidad de defender su unidad. Blas Piñar decía el 25 de febrero de 1981 después del intento de estado en las Cortes “estamos ante la auto destrucción del estado nacional, porque la posibilidad de equilibrio entre la nación española y las nacionalidades es imposible”.

Así pues los políticos como representantes de la soberanía nacional ejercida a través de las urnas, siempre han estado en el punto de mira de algunos-as. En aparente vigilancia por militares y políticos cercanos a la extrema derecha española desde tiempos inmemoriales. Actualmente, responden a una combinación habitual e histórica que siempre ha estado rondando alrededor de lo que en Madrid han definido como “el problema catalán”.

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Mayo 31 2017

El pesimismo solidario

En los últimos días los militantes de Eusko Alkartasuna, hemos recibido a través de diversos medios, mensajes pesimistas en torno a la merma de derechos y facultades que pudiera otorgarnos nuestra presencia en EH Bildu en una nueva estructura. Sin duda, el acento en el dolor se incrementa en función del posicionamiento político que tiene el medio en cuestión, ante el abertzalismo en general y ante el independentismo en concreto. Algo que se puede definir en un simple….a más dependencia de Madrid peor cara. Pero, ¿es justificable este pesimismo?

Sin duda, el trasiego desde la social democracia teórica hasta la práctica, ha estado fundamentado en valores que han definido por sus políticas cuando estuvieron en gobierno referentes históricos como Carlos Garaikoetxea, Manolo Vigo o Rafa Larreina. Todos ellos hicieron transitar a EA por políticas como la implantación de la RGI, el impulso de políticas contra la drogodependencia, la vivienda pública y otros éxitos que han apuntalado sin discusión el estado del bienestar vasco y sus diferencias con respecto al estado español.

Además todos ellos, lucharon como “jabatos” ante intentos de ordenación del territorio ajenos a nuestros intereses, que nos han llevado a una división institucional no fundamentada ni en la historia ni en las preferencias de todos-as los-as vascos. Entre ellas la separación forzada de Nafarroa, la CAV e Iparralde en tres realidades institucionales, la imposición por parte del PNV de la LTH que creaba de facto tres reinos de Taifas en la CAV; la LOAPA y más en clave política, contra la desaparición de los postulados independentistas en el partido mayoritario del nacionalismo tradicional: el PNV. Muertos estos últimos tras el entierro de Ibarretxe y su sequito, y más recientemente tras el pacto PNV-PP-PSE.

EA siempre ha sido un partido construido en clave nacional, ligado a la solidaridad y arriesgado para su tiempo como así lo demostró finalmente con la creación en 2011 de Bildu. Sin embargo cabe recordar también que EA también ha tenido sus miedos. Trasladados por osmosis a una afiliación fiel y leal donde las haya.

El primero de ellos llegó en su nacimiento. Ante la posibilidad de crear un tripartito de izquierdas en la CAV (PSE-EA-EE), la falta de compromiso por parte del PSOE para la transferencia de la seguridad social, privó a la CAV del primer acuerdo de izquierdas de su historia. También el miedo a ser superado por el PNV en la hegemonía abertzale creó una nube de dudas ante lo que hubiera parecido el paso lógico para abordar desde la “pole position” el gobierno de este país.

Más tarde, llegó Ardanza, el fiel lugarteniente de Arzallus y cuando EA y Herri Batasuna empezaron a impulsar mociones pueblo a pueblo en torno al derecho de autodeterminación, Eusko Alkartasuna fue expulsada del gobierno. Por segunda vez el pesimismo ante la valoración que podía hacer el pueblo ante el hecho de pactar con quienes todavía entendían la lucha armada como un medio, llevó a EA fuera del gobierno, devolvió al mismo al PSE y privó a la CAV otra vez de un acuerdo entre solidarios.

Nafarroa no ha sido una excepción. Dos veces han existido pactos entre agentes políticos favorecedores del reparto de la riqueza. La primera la truncó Urralburu y la corrupción. La segunda sigue vigente bajo la amenaza aun, de un estúpido velo mediático y de un profundo egoísmo personal por la búsqueda de un liderazgo en clave interna, nada solidario y poco colectivo.

Después vino Lizarra-Garazi, el mal llamado plan Ibarrtexe y la ilegalización de Batasuna. EA fue el motor ideológico de este plan y sin duda el sustento de un gobierno que miraba con miedo y preocupación ante unos JOBUBIS que ya no se conformaban con ver de Lehendakari a alguien ajeno a los dominios de D. Diego López de Haro. Rompieron el plan acatando las cortes españolas como siglos antes habían hecho los sucesivos señores de Bizkaia, pero esta vez sin viaje de vuelta, sin jura ante el Árbol y si bajo promesas de eternas transferencias escritas un día en un estatuto al que cada vez le amarillean más las hojas.

Después vino la ilegalización. Ante este hecho hubo posturas divergentes en el seno de EA. En algunos ayuntamientos se cogieron las actas de concejal y en otros no. Pero cuando llegó el momento verdaderamente importante, es decir, la convocatoria de elecciones a los parlamentos autonómicos, surgió el concepto de Polo soberanista, acuñado por Unai Ziarreta. Junto a él llegaron las negociaciones para llegar a un acuerdo de mínimos, sin embargo, a juicio del ponente, no parecían preparadas las personas para el cambio estratégico. Volvió el miedo y este unido a un discurso tibio en lo social, más parecido al de otros tiempos que a los que ya se estaban viviendo pueblo a pueblo en el partido, llevó a Aralar al estrellato mediático y a la “nueva izquierda abertzale” a copar la mayoría parlamentaria en ese ámbito. Otra vez el pesimismo a lo solidario parecía imponerse a la lógica adecuación a los tiempos del discurso político.

Cuando todo apuntaba a negro y olvido, llegó la apuesta de Pello Urizar y su ejecutiva por construir desde los cimientos un movimiento con tres objetivos claros: construir una mayoría en torno al derecho a decidir, luchar desde la calle y las instituciones por instaurar la justicia social y los derechos humanos y en tercer lugar, democratizar los procesos de toma de decisiones de los ciudadanos en el ámbito institucional.

Justo en este último punto hubo errores y miedos a partes iguales. Errores como la imposición de algunos modelos que pretendían incrementar ipso facto la tasa de reciclaje y la no adopción del mismo por vías participativas. Aparte de los clásicos errores ya ventilados en los medios afines al constitucionalismo, la cuestión de fondo fue de nuevo el miedo a la democratización en la toma de decisiones.

Y entre diversos pesimismos llegaron las elecciones municipales y forales de 2015. Llegaron los vetos y otra vez la falta de democracia. Y resurgieron los miedos a lo solidario. Volvieron las menciones a hubo tiempos mejores. El ansia de poder demostrada por determinadas personas en algunos pueblos llevó de nuevo a EA otra vez al límite. Pero el viejo reino resurgió para imponer su criterio y pasar del pesimismo al optimismo del cambio, como así fue. Voces relevantes nos llevaron de nuevo a arriesgar y a sacrificar para imponer la lógica política ante las apetencias que nos salían de lo más profundo. Y aquí nace la pregunta clave, ¿Qué garantías tenemos para seguir arriesgando y no caer de nuevo en el pesimismo solidario?

Las garantías son tres: 1) El respeto al camino recorrido en las peores condiciones posibles como fueron las elecciones municipales de 2015. 2) La clarificación del panorama político donde ha quedado nítido y trasparente que el enemigo es el estado español y el rival el PNV. Para vencer a nuestro rival no hay otro camino que contar con EA. 3) La democratización interna siempre favorece al inquilino más próximo a la normalidad. El friquismo y el impulso de minorías sociales entre las clases políticas, ha perdido fuelle ante unas clases medias hartas de ser el pin pan pum de bancos, constructoras y políticos corruptos. Aquí vuelve a surgir la necesidad de una EA fuerte. De una Eh Bildu potente y plural.

Por todo ello EA debe renunciar a su pesimismo solidario histórico. Estamos ante la oportunidad de generar una nueva mayoría social en torno a EH Bildu. En torno a unas nuevas formas de organización política que generarán, con esfuerzo y trabajo, un espacio nítido y claro para EA pero que traerá, por fin, a las clases medias y populares una victoria después de tantas derrotas. No perdamos el tren como en 1987 y no nos anclemos en miedos y fobias que son parte del pasado. Miremos hacia delante y caminemos juntos arriesgando. Hagamos lo que siempre hemos hecho, apostar por el país y el pueblo. Olvidémonos de lo prosaico, valoremos en su justa medida el botín personal, pues está en juego una nueva mayoría social.

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Mayo 10 2017

La imprescindible reforma de la social democracia en Euskal Herria

La justicia social, los derechos humanos y la lucha por una profundización en el sistema democrático desde dentro son valores y formas de actuar políticas que ha defendido la social democracia prácticamente desde su fundación. Esta lucha sin embargo ha quedado hueca de representatividad social en la actualidad por el abandono de la reforma del sistema y la adopción de políticas económicas neo liberales. En Euskal Herria también hemos vivido esta deriva hacia la cartera de la social democracia.

Si bien su origen conceptual, consistía en alcanzar el socialismo desde la reforma del sistema desde dentro, en la praxis política se impone la eficacia del sistema social demócrata con respecto a otros, por su capacidad de lograr importantes cuotas de justicia social, a través del reparto de la riqueza y la adopción de convenios colectivos para la clase trabajadora, el desarrollo de los servicios sociales como la sanidad y la educación, la implantación de políticas públicas para la protección del medio ambiente, el desarrollo de las políticas de igualdad y de los derechos individuales de la mujer (aborto, divorcio, gestación subrogada…) y en general, la democratización de la sociedad mediante la implantación de los sistemas parlamentarios.

Si los éxitos de la social democracia son incontestables desde el punto de vista histórico, ¿Qué es lo que ha llevado a los partidos social demócratas a la debacle entre aquellos grupos sociales que se suponía eran sus principales y más fieles bolsas de votantes? Sin duda hay dos cuestiones principales en torno a las que gira esta debacle: la falta de legitimidad democrática y el impulso de políticas económicas basadas en la gestión individual del beneficio.

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Abril 16 2017

Ante el Aberri Eguna nacionalismo underground 3.0

El pasado sábado miles de personas se involucraron en una nueva forma de hacer política. Baiona se convirtió en el epicentro de una demanda popular en torno al desarme, plasmada en la implicación de multitud de agentes sociales y personas a nivel particular, los llamados “artesanos de la paz”. La lógica de las personas ante algo bueno para todos supera con creces las imposiciones y trabas que desde el estado español venimos sufriendo para construir una sociedad armónica. A la par, la derecha mediática trataba de desvirtuar la importancia del acto, dotando al universo informativo de noticias aparentemente tan importantes o más. A lo largo de la hstoria es una práctica habitual.

Mediática mente, los artesanos de la paz, tuvieron en frente la inauguración de la línea tres del metro. La plana mayor de las instituciones reivindicando el metro como verdadero motor de la política vasca. Sin duda estábamos viendo atónitos ante el televisor, el renacimiento del nacionalismo “underground”. En un día en que todo lo importante surgió desde el interior de la tierra, la llegada del sub urbano trataba de eclipsar la implicación personal y plural de los ciudadanos del otro lado de la muga.

Mientras el estado francés y este grupo de “artisans” se involucraban durante años en la solución efectiva a problemas técnicos relativos a la convivencia y al final de la violencia, desde la CAV se decidía una ausencia institucional medida, donde la inauguración de la línea tres del metro, iba a ser proyectado por sus portavoces, como el hito político fundamental del fin de semana. En Francia solo el partido de Jean Marie Lepen iba a boicotear el acto y en el estado español solo Ciudadanos y el PP, sin embargo en la CAV, se trataba de menospreciar un día tan significativo en la historia vasca y en Nafarroa, Geroa Bai enfriaba el ánimo sin llegar a la efervescencia patriótica que insuflaban en sus discursos PP-UPN y PSN.

Nada nuevo bajo el sol. ¿O sí? Cercanos como estamos ante el Aberri eguna, teniendo el PNV un pacto cerrado con el PP en Madrid, cuya presentación pretende dilatar para no hacerlo coincidir en el tiempo con el habitual discurso folclórico de la fecha, echemos la vista atrás para ver que acontecimientos narraba la prensa ante situaciones políticas potentes del pasado.

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Febrero 14 2017

La acumulación de fuerzas políticas de izquierda en las ciudades

La fragmentada izquierda en Bilbao, breve resumen en datos

El 11 de julio de 1886 Facundo Perezagua fundó la primera agrupación socialista de Bilbao. Con la huelga de 1890 más de 30.000 trabajadores fueron a ella reclamando mejoras salariales durante una semana, convirtiéndose de facto Bilbao en motor de la expansión del socialismo en Euskal Herria. Facundo Perezagua se distinguió por anteponer la lucha de clases y el sindicalismo en general ante los distintos procesos y resultados electorales. Desde 1891 donde salió elegido el primer concejal socialista hasta 1920 donde fue elegido alcalde de la villa Rufino Laiseca. Pero ya entonces el socialismo vivía en la dicotomía permanente entre instituciones y pactos con fuerzas de índole moderado (léase con los republicanos en 1910 que convirtieron a Pablo Iglesias en el primer diputado socialista a cortes en Madrid) y sobre todo con la llegada de Indalecio Prieto que llevó a la expulsión de Perezagua en 1914-1915.

Si bien es verdad que en el sector nacionalista Euskadiko Eskerra en 1987 obtuvo tres concejales y Eusko Alkartasuna tres en esa misma elección, la marca principal ha sido en Bilbao Herri Batasuna con sus distintas nomenclaturas, venidas a menos desde que en 1979 obtuvo seis actas de concejal. Una nueva recuperación llegó en este ámbito con el nacimiento de EHAK en 1999 y Bildu en 2011[1].

La situación actual del Bilbao del Siglo XXI a nivel político

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Enero 27 2017

De la LOAPA a la enésima ponencia de Autogobierno

La LOAPA se suscribió en el año 1982 con el apoyo del PSOE y UCD y el rechazo activo del tribunal constitucional tras ser recurrida entonces por la minoría vasca y catalana existente en el parlamento de Madrid. La ley fue urdida entre bambalinas y ruido de sables entre ambos partidos, como un intento de acallar el continuo descontento acerca del avance autonómico de las llamadas autonomías históricas.

Según la sentencia de entonces “las disposiciones de la LOAPA no pueden prevalecer sobre lo establecido en los estatutos de autonomía, que sí son leyes orgánicas”[1]. El artículo dotaba al instrumento constitucional una capacidad para “comprobar que era posible que el estado no se mostrara extraño a los puntos de vista de País Vasco y Cataluña”[2]. Esta sentencia admitía además lo que a posteriori iba a ser la génesis de las relaciones entre la CAV y el estado español, es decir, que la transferencia de competencias, se realizaría progresivamente según la capacidad de cada comunidad autónoma hasta llegar a “igualar” a unas con otras. Lo que entre los mortales se denominó como el “café para todos”.

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