Ibon Cabo 





Kirola, mundua eta jendea 

Archivo de Noviembre 2019

Noviembre 27 2019

La rotonda vasca III, la tormenta perfecta


Llegados a la antesala de las elecciones en la CAV, todos los partidos se muestran ilusionados por el escenario político del que forman parte. Por un lado PNV y PSE se sienten fuertes y con capacidad de permanecer durante mucho tiempo en lo más alto. Podemos, PP y EH Bildu se han venido arriba también. Todos creen ser parte de la tormenta perfecta. La pregunta entonces es más que obvia, ¿quién puede perder o ganar en un escenario tan real?

El PNV se siente el gran Mohamed Ali en sus mejores años. Elección tras elección gana e incrementa la distancia con sus perseguidores. Llegadas sus elecciones favoritas como han sido históricamente las elecciones al parlamento de la CAV, el ring político parece absolutamente favorable para sus intereses. Sin embargo, hay agentes que escapan a su control en su propio electorado. De entre ellos destaca ELA que a través de una actitud combativa plantea la huelga como único método para la consecución de mejores laborales. Así le afea su actitud al gobierno vasco y define como “presupuesto de derechas” la propuesta realizada recientemente por el gobierno vasco. El PNV y ELA comparten varios espacios de militancia y no parece que el sindicato se lo vaya a poner fácil a Urkullu. Su crítica velada a Podemos por el acuerdo presupuestario menea aún más las cuerdas y puede llevar a desgastes inesperados en el ámbito del nacionalismo conservador. Urkullu tratará de cerrar todos los conflictos sindicales antes de las próximas elecciones pero la pregunta clave es…¿le dará tiempo? El gobierno cree que si y así celebrar las próximas elecciones en plenitud.

EH Bildu piensa cerrar este ciclo electoral desgastando a Podemos por la firma del presupuesto con el gobierno de Lakua y al PNV por el no reconocimiento del derecho a decidir en el proyecto de nuevo estatuto. Así se sitúa en el escenario idílico para mostrarse como única alternativa posible al omnipresente PNV. Además tras observar los resultados del bloque Quebeques en Canada y los de propios de VOX en la CAV, mira con optimismo la próxima cita electoral donde están todas las piezas donde se pretendía al inicio de la partida. EH Bildu se siente fuerte en un escenario donde el nacionalismo español le acusa de insolidario. Primero porque no es real y segundo porque en el fondo solo tratan de ocultar sus políticas más reaccionarias que son las verdaderas causantes de las crisis y no sus consecuencias. El equilibrio territorial o se construye sobre las naciones y sobre la justicia social o no existirá tal equilibrio. Sin embargo EH Bildu sigue sin afrontar dos principales problemas que están a pie de urna. Por un lado, el hecho de no ser visto como un partido para la gestión. El segundo el creciente debate sobre la inseguridad que más allá del discurso integrador, hace falta también desde la izquierda, definirlo en clave de asignación de recursos y de policía de calle. Aquí los partidos conservadores les llevan ventaja. ¿Serán capaces de revertirlo?

Podemos trata de alcanzar los diversos gobiernos para mostrarse como el hermano mayor de las social democracias clásicas y de los partidos demo cristiano. Pone todo su enfoque en la utilidad percibida. Para ello habla de pasar de un modelo de democracia representativa a otro de democracia participativa. Asume pues que todo mandato popular pasa por un proceso de institucionalización. También que el negativismo clásico de la izquierda hacia la cuestión individual se debe reinterpretar en torno a la libertad de elección. Todo ello les lleva a competir directamente con el PSE en el nicho de votantes más importante de convergencia entre ambos. Ya no les quieren marcar con distancia sino de cerca e incluso participar en aquellas cuestiones que les hacían referentes a unos y distantes a otros como los proyectos de presupuestos y los gobiernos. Creen que así podrán traspasar su déficit histórico. ¿Será así o terminaran jugando siempre fuera de casa?

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Noviembre 19 2019

La rotonda vasca II, pequeños grandes partidos, pequeñas grandes incógnitas

Vasco en torno a los resultados electorales de noviembre, la fidelidad de voto es más alta en partidos abertzales que en estatales. Además este estudio nos muestra algunos espacios comunes entre partidos y algunas diferencias en función del ciclo electoral o del tipo de elecciones. Al respecto algunos partidos pequeños que sirven, en su mayoría, para conectar con esos vasos comunicantes tratan de airear su independencia para servir al hermano mayor que alimenta su dependencia. En cualquier caso, ante el nuevo ciclo que se abre tanto a nivel estatal, como en la CAV y también en Nafarroa, su importancia podría ser vital a la hora de configurar mayorías que se mueven en un nicho tan estrecho de votos.

El estudio antes mencionado, habla de un descenso generalizado y pequeño en el interés por las elecciones de noviembre con respecto a las de abril. Por el contrario establece una enorme preocupación en el electorado activo por los resultados emanados de la última cita electoral. Esto último se muestra no solo en la respuesta la pregunta al respecto, sino en los datos de respuesta de los encuestados en torno a la convicción en el voto emitido. Esto lleva directamente al tema de la fidelidad en el voto de cara a lucha por encabezar una respuesta adecuada a esa preocupación y las dinámicas de trasvase de votos.

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Noviembre 18 2019

La rotonda vasca

La rotonda vasca (I)

En los últimos días se ha acentuado la división entre las distintas facciones de la política vasca en torno al análisis de los resultados de las últimas elecciones al congreso y al senado español. Aquellos que no se dan por satisfechos con lo obtenido, han recuperado un tono bronco. Además las pequeñas minorías en las diversas coaliciones, se revelan ante su falta de visualización o ante axiomas políticos que defendían y que se han visto ocultos tras el debate público en torno al resurgimiento en el estado de la extrema derecha. Cada cierto tiempo, la población vasca parece que observa gentilmente como algunos debates se reproducen una y otra vez. La pregunta ante esto está clara: ¿Será alguien capaz de salirse de la rotonda vasca?

En el año en el que nos movemos, los debates en torno a la capacidad que tiene lo local de sobresalir en un mundo global se reproducen constantemente. Suelen ser uno de los argumentos favoritos de aquellos que defienden a través del “postureo” un mundo global con identidades flexibles y cambiantes. No parece muy sensato pensar que lo global y lo local no pueden convivir. Sobre todo si atendemos una máxima de los físicos sobre la energía que dice que esta “ni se crea ni se destruye, se transforma”. Con la identidad parece que ocurre lo mismo. Claro que no es lo mismo pertenecer a un ámbito de minoritario, es decir, de resistencia que ser el patriarca que tiene la última palabra en cada conflicto.

En cualquier caso, la fuerza de esa lucha local tiene en los últimos años algunos matices no muy bien asumidos en el discurso político. Pondré algunos ejemplos para que se me entienda mejor. En las elecciones más recientes, el voto en función de la renta y del lugar donde los independentistas han sido mayoría en el estado determina que, por ejemplo aquí en la CAV, el votante abertzale medio (o al menos donde son mayoría), pertenece a los deciles de renta medios y medios altos. El voto más humilde se dispersa más entre opciones de izquierda más estatalistas. Así pues, la renta marca que una posición económica holgada hace más sencilla la militancia en base a la cuestión nacional y que por lo tanto, cuando la coyuntura aprieta, las soluciones demandadas están más ligadas a cuestiones de reclamo inmediato o subsistencia entre los más vulnerables.

Con todo ello, podemos concluir que la derecha, sea vasca o española, vive cómoda en situaciones de crisis pues sus votantes son tan fieles que apenas varían sus resultados. Da igual que llegue la crisis o simplemente la coyuntura económica cambie. Así la izquierda se vuelca en crecer por el otro costado y demanda constantemente políticas de redistribución de la riqueza para tratar de recuperar votantes de esas capas sociales (RGI, SMI….). Por ello, aquellas cuestiones que nos diferencian como sociedad de otras, cuestiones más generales que tienen un sector público potente y que afectan más a las clases medias, son delegadas en manos de los sindicatos. Así las cuestiones identitarias quedan aparcadas para situaciones más favorables en lo coyuntural una y otra vez. Quizás por no disponer de fuerza suficiente para incidir ni en las prioridades de subsistencia ni en aquellas que afectan más a un determinado tipo de votante de mayor renta. Parece que hay quién aprovecha las coyunturas presupuestarias para negociar para los votantes de otros olvidándose de los suyos propios. Por encima del verde se impone el rojo, el morado y cualquier otro color que no evoque o lleve al choque de trenes con nuestras propias contradicciones individuales.

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