Septiembre
30
2013
Parece que las viejas costumbres del pasado se repiten y que la falta de trabajo para todos/as aquellos/as que vivían de las consecuencias del conflicto en su versión estatal, ha llevado a los “hombres de verde” a volver a buscar de nuevo fantasmas del pasado para poder subsistir en una crisis que empezó antes para los mal llamados cuerpos y fuerzas de seguridad del estado. Empujón de puerta, desplazamiento de trabajadores/as, amenazas y manotazo a teléfono y sobre todo malos modos, tras los cuales, y tras cerciorarse que una organización que tiene millones de euros de presupuesto, es capaz de confundirse piso con cierta facilidad. No es la primera vez que vivimos esto. Ya en el fallido intento de ilegalización de Bildu para las anteriores elecciones municipales, tuvimos que leer un informe donde se acusaba a afiliados de más de sesenta años de acudir a acampadas juveniles en favor de la lucha armada.
No estamos ante un error mundano, sino ante toda una estrategia en la que todo vale con tal de boicotear y reventar el proceso que vive nuestro pueblo. Con toda la gente que hay buscando empleo en este país, más valdría que destinasen algunos de los millones que gastan en patroll, en trajes de camuflaje y otros utensilios inútiles en generar puestos de trabajo de calidad. La pregunta que nos queda después de la mañana de hoy en compañía de Mortadelo y Filemón es, ¿condenará el PP este ataque violento y gratuito?
Septiembre
20
2013
Hace poco alguien me preguntaba sobre si la argumentación relativa a las diferentes tipologías de violencia, se utilizaba para tapar la utilizada por parte de ETA. La idea, al escribir este artículo, era hacer un recopilatorio sobre las posibles víctimas de otra índole que las fuerzas de seguridad del estado y la extrema derecha habían producido en este país. Sin embargo, la realidad siempre va por delante de la visión de los políticos.
Cruzando impresiones con varios familiares y padres y madres de amigos, sobre la situación actual de la economía, el paro y otras situaciones derivadas en gran medida de las decisiones erróneas adoptadas por los sucesivos gobiernos españoles y la comisión europea, llegamos a la conclusión, que quien verdaderamente había “jodido” a la generación de mayores de 50, había sido la reforma laboral que había enviado directamente al paro, por una miseria y que había condenado para siempre a no volver a trabajar, a una generación que venía trabajando desde casi la mayoría de edad ininterrumpidamente y que lo único que iba a obtener en su jubilación, era más miseria y una pensión mínima que les asegura unas grandes dosis de zapatilla hervida al más puro estilo de tiempos modernos.
Señor Rajoy, la violencia de estado con la que usted castiga a esta generación, no es terrorismo de estado, es genocidio de estado vía reforma laboral. Ha conseguido que aquellos años cincuenta donde la genta comenzaba en un trabajo y lo hacía su oficio de por vida, sean tan solo un recuerdo genial en un mundo donde la memoria se observa con nostalgia y con tanta distancia como leíamos en el instituto a la generación del 98.
Septiembre
13
2013
La Cadena humana protagonizada por el pueblo catalán el pasado día once de septiembre fue un hito en la historia de la democracia. Desde el siglo XIX, no se producía un clamor semejante en Europa en pueblos que en teoría, están amparados por la salvaguarda de estados económicamente “solidos” y pertenecientes al club de los doce grandes en Europa. Catalunya no trata de coartar la libertad de nadie con su cadena, sino de romper otras que desfasadas en el tiempo han dejado a tras el sentido practico de la política que no es otro que dar voz a las personas y al pueblo. La vía catalana no es más que la representación histórica del viejo lema latino de Seneca “nemo patriam quia magna est amat, sed quia sua” (nadie ama a su patria porque ella sea grande, sino porque es suya), representa el hartazgo de un pueblo, motor del estado en otro tiempo y que ha entendido que volar solos es el único camino pues no hay acomodo posible cuando la pluralidad y la diversidad no son algo que se sienten como propio sino como una concesión e incluso como una imposición (de vocento a intereconomía).