Ibon Cabo 





Kirola, mundua eta jendea 

Abril 18 2016

¿Quo Vadis Évole?

Ayer tuvimos la oportunidad de observar a través del programa de la sexta Salvados, como la presión puede con aquellos que dicen ser independientes hasta que toca hablar del conflicto vasco. Por un lado, la expectación generada por el programa, hacía pensar que Jordi Évole iba a “sacar chispas” al momento histórico que vivimos. Por otro lado nadie dudaba que Jordi iba a ponérselo difícil a Otegi, que es al fin y al cabo lo que debieran hacer todos/as los periodistas, convertidos recientemente más en el ejercito de los pelotas que en los verdaderos defensores de la crítica política.

La decepción con mayúsculas vino precedida quizás por generar tanta expectación. Si bien es cierto que durante cuarenta minutos el entrevistador se centró casi exclusivamente en una parte del pasado, sin hacer especial hincapié en la violencia que ha venido desde otras partes del estado español, sirvió también para contextualizar cual ha sido el recorrido histórico de la izquierda abertzale con el cierre de filas del pasado domingo en Bilbao como último hito destacable. Sin duda interesante saber también que Patxi López estuvo entre las personas que acudieron a negociar el final de ETA y su opinión de la apuesta que hizo en su momento Zapatero. El problema es que todo lo destacable vino de la parte de Otegi.

Así pues, se clarifica como determinados medios tienen una imperiosa necesidad de contentar a sus jefes en materia de diversidad nacional del reino de España y además especial miedo, en poner sobre las mesas algunos temas tabúes para la derecha española como la represión, la falta de legalidad penitenciaria, la tortura y algunos otros métodos represivos generados desde lo que Groucho Marx definiría como “la parte contratante”.

Sin duda la dupla Jordi Évole y Bertín Osborne deben de tratar de encontrar su propio espacio, sin atender a necesidades de protocolo o demandas de su accionariado antes de poder optar al premio Pullitzer propio del estado, pues no sabemos si este se llamaría premio Anson “el que siempre tiene la razón”, premio Pedro J. “para que nunca llegue una España rota” o premio Cebrián “para que España siempre circule derecho/a”. Sin duda el periodismo español debe hacer también su pequeña reflexión y su propia transición.

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